A caballo entre el baile y la escucha de salón
Si la música de Koreless es de escucha de salón o de ponerse a sudar es difícil de dirimir. Suena a clásica contemporánea, a ambient o a vaporwave tanto como a garage, a trance o a cualquier cosa que se aleje de todo esto. El galés Lewis Roberts ha logrado algo que pocos consiguen: que el público le reconozca en apenas un par de (no)beats. Mucha culpa tiene Agor, un álbum-debut con el que se obsesionó hasta perfeccionarlo al extremo. Muchos de sus cortes sonarán en su misterioso directo, en el que apenas se le aprecia sobre el escenario agitando objetos y haciendo magia tras sintetizadores. Con Koreless, uno nunca sabe si está ante un nostálgico o ante un avanzado a su tiempo.