“Skin” es otro paso adelante en la sólida carrera del quinteto catalán Anímic. Si en su anterior “Hannibal” la electrónica se introducía como apoyo en algunas composiciones, ahora se instala como lenguaje dominante. Las baterías han sido sustituidas por cajas de ritmos, y ahí donde antes hubiera aparecido un bajo o una guitarra ahora mandan los sintetizadores, instrumentos ideales para dar forma a unas canciones que hablan de lo que ocurre cuando cualquiera de nosotros perdemos aquello que nos hace humanos. Dos elementos surgen de forma instantánea: la voz, penetrante, de Louise Sansom, más protagonista que nunca; y las imágenes ideadas para cada una de las canciones por ocho realizadores distintos, que serán también la base estética de su concierto en SonarHall.

Son diez años ya de una trayectoria en la que Anímic ha demostrado ser uno de los grupos más inquietos e inconformistas del país. Empezaron con el indie folk bucólico de sus primeros discos para ir evolucionando hacia un discurso cada vez más personal, expuesto en soberbios trabajos como “Hanna” (2011) y “Hannibal” (2013). Con la pareja Ferran Palau – Louise Sansom al frente, se tomaron un tiempo de descanso y resituación, para volver renovados, contundentes y más en forma que nunca. “Skin” es la prueba irrefutable de su calidad y ambición artística.

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